domingo, 29 de noviembre de 2015

Cotidianidad del absurdo.

Hace algunos años, charlaba frecuentemente con dos amigos, antiguos compañeros de escuela. Eran bastante enriquecedoras aquéllas reuniones, amenas por lo demás.

Recuerdo muy bien que uno de mis amigos hablaba acerca de un tema que al día de hoy aún me resulta cautivante. Hablaba él, acerca de la " cotidianidad del absurdo ".  Mi amigo, fiel devoto de Borges y Cortázar, andaba enredado con ese tópico muy propio de estos autores argentinos. Recuerdo " la noche boca arriba " y "Borges y yo" como algunos de sus favoritos.

¿puede cualquier cosa, llegar a concebirse absurda gracias al peso de la rutina y la monotonía que la envuelve?


Puede la repetitividad, conllevar consigo la perdida de significancia, de valor?

Particularmente creo que sí. 

Intenta decir repetidas veces una palabra, muchas veces, hasta que su sonido, en sí mismo carezca de sentido.

Así la vida, día tras día, releyendo rutinas. Mecanismos de supervivencia, boyas a la cordura. Un sentido en sí mismo, visto desde afuera. Sin sentido, pequeños puntos, pigmentos, píxeles del cuadro completo. 

No mires tan de cerca, puedes verte a tí mismo allí, no pierdas sentido tú mismo. 


jueves, 2 de abril de 2015

¿Sabes porqué lloras? Fragmento. Hölderling.

“¿Sabes por qué lloras? A causa de qué languideces?
¿Sabes qué es aquello por lo cual has hecho duelo en el fondo de todos tus duelos?
No es por algo que hayas perdido hace apenas algunos años. 

Nadie podría decir exactamente cuándo estuvo aquí, ni cuándo se fue.
Pero es algo que existe, que está en ti. Tú marchas en busca de un mundo mejor y de un tiempo más bello”.

*

Y es cierto. Esa nostalgia inexplicable, de no sentirse a gusto en la propia piel, o existencia. O ir descubriendo el tamaño cada vez más grande de las prisiones que nos reducen. Es eso, una extraña melancolía de sentir algo perdido y no saber qué.

Lo hermoso del asunto es que, no obstante ir arrastrando esa nostalgia vieja, seguimos caminando optimistas o pesimistas, pero caminando igual. Hay algunos a quienes ese lastre les pesa demasiado y claudican. Yo no creo en eso. En claudicar.

Seré honesto. Jamás había leído este poema (o fragmento) hasta esta mañana. Tuve, hace unos días, un pequeño intercambio de ideas con mi hermana, entre otras cosas hablamos sobre el olvido y la necesidad de disfrutar un presente cierto. Tampoco había leído nada de Hölderling, pero ojeando cosas en twitter me topé con un artículo de "el espectador" acerca de Etanislao Zuleta, el filósofo medellinense; en este mencionaban este fragmento como una pieza literaria muy preciada por el, y obviamente la citaron, y quede prendido de ella. Oportuna y bella. Una pequeña casualidad.

martes, 31 de marzo de 2015

Nuevos tiempos, nuevo blog.

Ha pasado algún tiempo ya. Algunos recordarán el blog "La bitácora del Arco". Lastimosamente me fue imposible recuperar la cuenta de correo asociada a este, y por ende me fue ya imposible acceder de nuevo.

Pero bueno, a problemas radicales, soluciones radicales, y acá estamos, mudando los muebles a este nuevo espacio que no deseo manejar como la especie de revista artística que solía ser aquel blog, sino con un poco más de informalidad, sin olvidar claro está, esas cosas que nos atañen al alma, esas pasiones ineludibles que habrán ya de acompañarnos por el resto de vida. Sí señores y señoras, seguiremos publicando acerca de pintura, música, literatura, y un poco de mis peripecias personales, algo del trasegar de mi nueva realidad, porque sí, ahora vivo una nueva realidad, ciudad nueva, país nuevo y todo lo que puede conllevar, vivir en la famosa " gran manzana ", nos vemos pronto entonces, y sean de nuevo todos bienvenidos.

Atte.

Corvis.